(des)apareciendo
Ya no corres hacia mí, tus manos se sueltan y quedo. El rostro se desprende y desfigura en mil partes, te miro, busco y no estás. Ya no corro hacia vos, mis pies van allá y voy. Los pedazos cuentan historias sueltas, abiertas, concluidas; no miras, no buscas y te vas. Dicen que en la madrugada los susurros de aquel día te incitan a saltar. Los párrafos arden en la piel y la memoria guardada en el cuerpo, de vos, se activa y me tira en la cama, el suelo, el sillón. Dicen que en la mañana los silencios de esa vez te ignoran y solo queda avanzar. Los rasgos, borrosos, no logran terminar con la historia. y no sabremos si alguna vez de tanto recordar las piezas encajarían otra vez para volver a empezar.